El público abucheó al cantante argentino por expresar su rechazo a la prohibición de la tauromaquia en Colombia.
CALI, Colombia. – Lo que prometía ser una noche memorable en la Arena Cañaveralejo terminó en controversia cuando el cantante argentino Andrés Calamaro interrumpió su concierto tras ser abucheado por defender las corridas de toros.
El incidente ocurrió el 19 de mayo de 2025, luego de que el músico criticara la reciente ley colombiana que prohíbe estos espectáculos a partir de 2027.
Durante la interpretación de Flaca, Calamaro dedicó la canción “a todos los toreros, ganaderos, banderilleros y aficionados que se quedan sin trabajo”.
El comentario generó una inmediata reacción de desaprobación por parte del público. “¡Lo siento, están cancelados y bloqueados. Hasta nunca!”, exclamó antes de abandonar temporalmente el escenario.
Minutos más tarde, el artista regresó para concluir el espectáculo y aseguró en redes sociales que ejecutó las 22 canciones previstas en el repertorio.
Reacciones divididas: entre la libertad de expresión y el rechazo popular
Las declaraciones de Calamaro se viralizaron rápidamente y provocaron críticas tanto de asistentes como de figuras políticas. Varios asistentes calificaron su actitud de “grosera y displicente”, y afirmaron que no fue el único momento tenso de la noche.
Uno de los pronunciamientos más duros vino del representante a la Cámara Juan Carlos Losada, principal impulsor de la ley NoMásOlé, quien respondió en redes sociales:
“Si algún tarado hay que dedicarle la prohibición de las corridas de toros es a ti, Calamaro. No te gusta, no vuelvas a Colombia. Aquí no vamos a seguir matando toros”.
También la senadora Esmeralda Pimentel, coautora de la iniciativa y activista animalista, expresó:
“Ofendiste a todo un país que respaldó nuestra ley (…). En lugar de un concierto le ofreciste a Cali una apología a la tortura”.
Respaldo polémico
No es la primera vez que Calamaro genera polémica por este tema. Fue en 2022 que, durante un concierto en Medellín, manifestó su deseo de que “las plazas de toros se llenaran de toros otra vez”.
En sus redes sociales ha llamado a los animalistas “nazi animalistas” y defendido la tauromaquia como parte del “patrimonio cultural” y de la “libertad de expresión”.

En un mensaje reciente, volvió a justificar su postura:
“Colombia es taurina como es musical, es tradición, cultura, trabajo y libertad. (…) La literatura tampoco es mayoría y de momento no se queman libros”
Aseguró que Cali “jamás votó para cerrar la plaza” y que la decisión legislativa es resultado de “alianzas políticas impulsadas por la ignorancia adolescente de una minoría”.
La ley ‘No más olé’
La Arena Cañaveralejo, donde ocurrió el incidente, fue durante décadas una plaza de toros y todavía es escenario de eventos taurinos, especialmente en diciembre, durante la Feria de Cali. No obstante, activistas como Terry Hurtado señalan que aunque Cali tuvo simbolismo taurino vinculado al poder económico, esa tradición ha ido perdiendo fuerza, especialmente entre las nuevas generaciones.
“La reacción del público muestra que algo ha cambiado”, afirmó Hurtado. “Lo que antes era visto como arte, hoy se percibe cada vez más como crueldad”
Tauromaquia en el debate cultural
La Arena Cañaveralejo, que fue durante años una plaza de toros, sigue albergando espectáculos taurinos durante diciembre, en el marco de la Feria de Cali. Sin embargo, el respaldo social a estas prácticas ha disminuido, particularmente entre las nuevas generaciones.
La polémica con Calamaro ocurre en un contexto en el que la sociedad colombiana debate entre preservar tradiciones culturales y avanzar hacia nuevas sensibilidades éticas en torno al trato animal.
Un debate que trasciende el espectáculo

La gira Agenda 1999 de Calamaro continúa en Colombia, pero el episodio en Cali podría marcar un punto de inflexión. Más allá de la controversia con el artista, el suceso evidencia cómo la sociedad colombiana se encuentra en plena transformación cultural: entre quienes defienden costumbres tradicionales y quienes priorizan los derechos de los animales.
El conflicto entre arte, tradición y ética animal sigue abierto.