**Celebró en su natal Izúcar más de cuatro décadas dedicadas a la fe y al servicio**

Michelle López
Izúcar de Matamoros, Pue.
El pasado domingo 3 de agosto, la iglesia de Santo Domingo de Guzmán, ubicada en Izúcar de Matamoros, se llenó de rostros emocionados y corazones agradecidos. Decenas de personas, entre familiares, amigos y feligreses, se reunieron para acompañar al padre Hipólito Zacarías Mota, en la celebración de sus 45 años de vida sacerdotal.
A sus 71 años de edad, el padre Hipólito regresó a su tierra natal para dar gracias a Dios por más de cuatro décadas dedicadas a la fe y al servicio. La misa, cargada de simbolismo y gratitud, reunió a su familia, que mostró alegría y satisfacción al verlo celebrar este aniversario tan especial.
“Me siento bendecido por el Señor, por estar en mi pueblo natal, con mi familia. Mis padres ya murieron y están sepultados aquí. Me siento feliz y contento, sobre todo de que me acompañen en este aniversario”, expresó conmovido el sacerdote.
Durante la Celebración Eucarística, estuvo presente Nicolás Dávila Peralta, escritor, periodista y director de
“Enlace Noticias”, quien felicitó con gran orgullo la labor de su amigo de la juventud, reconociendo en el padre Hipólito un ejemplo de constancia, servicio y entrega.


Los inicios de una vocación
Nacido en 1954, el padre Hipólito creció en Izúcar de Matamoros. Desde joven, mostró una personalidad tranquila, reflexiva y cercana a la fe. Su hermano, Arnulfo Zacarías Mota, recuerda que “desde niño, tuvo esas aptitudes… yo creo que Dios ya lo tenía predestinado para ser su discípulo” refirió.
Comenzó su preparatoria en el seminario de Tlaxcala, motivado y apoyado por el padre Gilberto Balbuena Sánchez, entonces párroco en la iglesia de Nuestra Señora de Ocotlán. Ahí concluyó sus estudios de teología y recibió la ordenación sacerdotal.


Su historia tomó un rumbo definitivo, cuando el padre Gilberto fue nombrado obispo auxiliar de Tacámbaro, Michoacán, y posteriormente trasladado a la diócesis de La Paz, Baja California Sur. Desde ahí invitó a sacerdotes y seminaristas de Izúcar a unirse a la misión, y el padre Hipólito aceptó el reto.
Desde su ordenación, ha ejercido su ministerio en Baja California Sur, en comunidades como San José Viejo, donde fundó y sirve en la Rectoría de la Inmaculada Concepción. Allí, ha acompañado a generaciones de familias y jóvenes, manteniendo siempre su compromiso pastoral.
Mensaje para los jóvenes y las familias
En su visita, el padre Hipólito envió un mensaje especial a las nuevas generaciones: “Yo los invito a que consideren entrar al seminario. Es una experiencia y aventura muy bonita; nunca se van a arrepentir de hacerse sacerdotes en la misión de Jesucristo nuestro Señor”.
También hizo un llamado a fortalecer el núcleo familiar, como base para una sociedad más sana: “Invito a las familias a que se acerquen a Dios, porque él nos da luz, fuerza y sabiduría, para distinguir lo que más nos conviene en la vida. La base es la familia, para que los jóvenes no caigan en situaciones tan lamentables para ellos y para el mundo” puntualizó.


La jornada en Santo Domingo de Guzmán no solo fue un acto religioso, sino también un reencuentro con su historia. Entre cantos, oraciones y abrazos, el padre Hipólito agradeció a todos por acompañarlo y por mantener viva la fe en la comunidad. Su hermano Arnulfo, resumió el sentimiento familiar: “Para nosotros es una satisfacción muy grande. Los siete hermanos estamos muy contentos por su ejemplo”. Así concluyó ese día domingo, que mezcló recuerdos, fe y comunidad, donde el padre Hipólito Zacarías Mota, reafirmó que su vida ha sido y seguirá siendo un legado de servicio, esperanza y amor, por la misión que comenzó hace 45 años.
