**Con una estrategia firme y coordinada, el gobierno de Claudia Sheinbaum logró una disminución sin precedentes**
**El liderazgo de Omar García Harfuch al frente de la seguridad nacional, ha sido decisivo para este avance**
Redacción
Información nacional.
La llegada de Claudia Sheinbaum a la presidencia de México ha marcado un antes y un después en la lucha contra el narcotráfico. Según cifras oficiales de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP), el ingreso de fentanilo a su territorio se redujo en un 64.3%, en tan solo cinco meses de su administración.
Un descenso histórico que, de acuerdo con estimaciones de la Casa Blanca, equivale a haber frenado la distribución de casi 449 millones de dosis mortales de esta droga sintética.
Durante el periodo de octubre de 2024 a febrero de 2025, las autoridades estadounidenses reportaron el decomiso de 564 libras de fentanilo en los cruces fronterizos, una cantidad significativamente menor frente a las mil 586 libras incautadas entre mayo y septiembre del mismo año, justo antes del cambio de gobierno.
El dato es contundente: antes del actual gobierno, se decomisaba casi el triple de droga, lo que indica que la ofensiva contra el crimen organizado está funcionando de manera efectiva, al reducir su capacidad de operación y trasiego.
Uno de los elementos más destacados de esta nueva etapa, es la estrategia de Seguridad impulsada por Omar García Harfuch, secretario de Seguridad federal. Bajo su liderazgo, el gobierno ha intensificado operativos, reforzado inteligencia y consolidado la cooperación con fuerzas locales e internacionales.
Entre el 1° de octubre de 2024 y el 25 de marzo de 2025, México decomisó mil 347 kilogramos de fentanilo, lo que ya representa el 75% de todo lo incautado en 2023, en menos de seis meses.
El golpe más contundente se dio el 5 de diciembre de 2024, cuando se logró el mayor decomiso de fentanilo en la historia del país: mil 100 kilogramos incautados en la zona de influencia del Cártel de Sinaloa, además de 20 millones de dosis listas para distribución, con un valor estimado en el mercado negro de casi 400 millones de dólares.
Las estadísticas de decomisos también reflejan un cambio en la geografía del tráfico. La CBP señaló que los principales puntos de trasiego siguen siendo los pasos fronterizos de California, específicamente en los sectores de El Centro y San Diego, donde se incautó el 50% del total. Sin embargo, también se destaca la actividad en los sectores de Tucson y Yuma, Arizona, con un 48% del total; Nuevo México y Texas representaron apenas el 2% restante.
Lo más revelador es que en los meses de diciembre de 2024 y febrero de 2025, ya bajo el nuevo gobierno, se registraron los niveles más bajos de decomisos desde 2021, con apenas 24 y 25 libras respectivamente. Esta baja, indica no una disminución de operativos, sino una afectación real a las redes de distribución, como resultado del debilitamiento de las organizaciones criminales.
Además de los logros cuantificables, el gobierno de Sheinbaum ha apostado por un enfoque innovador. Su estrategia de Seguridad no solo descansa en el uso de la fuerza, sino que se basa en “derechos humanos, evidencia científica y salud pública”. Esta perspectiva abandona la lógica punitiva y apunta a un tratamiento integral del problema, atendiendo las causas estructurales y reforzando la prevención, especialmente en las comunidades más vulnerables.
La evolución histórica de los decomisos pone en contexto el logro reciente: en 2015, México incautó apenas 40 kilos de fentanilo. Para 2018, la cifra subió a 341 kilogramos, en 2019 fue de 491. Los picos se registraron en 2021 y 2022, con 2 mil 18 kilos y 2 mil 86 kilogramos respectivamente.
En 2023 se decomisaron mil 848 kilogramos, y en los primeros nueve meses de 2024, ya se habían asegurado mil 674 kilos. Sin embargo, el repunte más significativo comenzó en octubre, bajo el nuevo plan nacional de Seguridad.
La reducción del tráfico de fentanilo no solo representa un éxito político y operativo para el nuevo gobierno mexicano, sino que también tiene implicaciones profundas para la salud pública en Estados Unidos. Cada kilogramo incautado es una vida potencialmente salvada, una comunidad menos expuesta, y una red criminal debilitada.
