-Jóvenes migran o delinquen ante falta de apoyo al campo
En Puebla, el 14.73% de las tierras agrícolas —equivalente a 165,674 hectáreas— no fueron sembradas en 2022, según el Censo Agropecuario del Inegi. La crisis se agudiza en regiones como la Mixteca, donde hasta el 40% de los terrenos han sido abandonados. Los productores atribuyen este fenómeno al desinterés de los jóvenes, quienes, ante la escasa rentabilidad y la ausencia de subsidios, optan por
vender sus tierras, migrar o involucrarse en actividades ilícitas.
El Inegi identifica como principales obstáculos para el campo los altos costos de insumos, la caída de ventas por la pandemia, la degradación del suelo, la inseguridad y la falta de mano de obra. Sin embargo, los campesinos señalan un problema aún más grave: la exclusión de cultivos como la pitahaya en
programas federales (ej. Sembrando Vida) y el desvío de recursos por parte de funcionarios.

El censo revela que el 71.8% de los productores en Puebla supera los 45 años, mientras que solo el 28.1% es menor a esa edad. Este envejecimiento refleja la fuga generacional: quienes heredan tierras las venden para buscar oportunidades en ciudades o en EU, o caen en redes delictivas ante la precariedad.
El abandono del campo poblano no solo amenaza la seguridad alimentaria, sino que profundiza crisis sociales como la migración y el crimen. Urgen políticas que revitalicen la agricultura con apoyos directos, inclusión de cultivos locales y transparencia en la distribución de recursos, antes de que el éxodo rural
sea irreversible.
