La lucha contra el robo de combustibles en México continúa sumando operativos de gran escala. Este martes, autoridades
federales confiscaron más de 880 mil litros de hidrocarburos robados en el municipio de Cunduacán, Tabasco, como parte de
una estrategia nacional contra el huachicol.

El aseguramiento fue encabezado por la Fiscalía General de la República (FGR) en coordinación con dependencias del
Gabinete de Seguridad. En los predios intervenidos se localizaron siete vehículos, dos montacargas y más de mil
contenedores llenos de combustible sustraído de manera ilegal.
El secretario de Seguridad federal, Omar García Harfuch, detalló en redes sociales que ambos terrenos quedaron bajo
resguardo y formarán parte de las investigaciones en curso.
Tabasco se ha convertido en una de las entidades con mayor incidencia en este delito. Solo este año, se han registrado
decomisos millonarios: en mayo se confiscaron más de tres millones de litros, y semanas antes, otro operativo aseguró 1,5
millones, junto con maquinaria para refinar petróleo crudo.
La presidenta Claudia Sheinbaum ha colocado el combate al huachicol como prioridad en su agenda de seguridad. Prueba de
ello es el operativo del pasado fin de semana, donde se desarticuló una banda dedicada a este ilícito, con 32 detenidos, cerca
de 16 millones de pesos incautados, decenas de vehículos y animales exóticos rescatados.
El impacto del robo de combustibles es profundo: según estimaciones oficiales, el huachicol fiscal representa pérdidas
anuales de hasta 177 mil millones de pesos, mientras que el robo tradicional suma al menos 20 mil millones, de acuerdo con
cifras de Pemex.
Con operativos como el de Cunduacán, el Gobierno busca contener una actividad ilícita que golpea al erario y fortalece a
redes criminales con amplio poder logístico en varios estados del país