**Tensiones migratorias, aranceles y reconfiguración bilateral, marcan el inicio de su segundo mandato**
Redacción
Información internacional.
El primer mes del segundo mandato de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, ha dejado una huella profunda en México y América Latina. Con medidas migratorias, aranceles y una retórica agresiva, el Republicano ha reconfigurado la dinámica bilateral, generando incertidumbre económica y tensiones diplomáticas.
Aunque la presidenta de México Claudia Sheinbaum Pardo logró frenar temporalmente los aranceles, el temor a una recesión y el cambio en las relaciones entre ambos países persisten.
Desde su toma de posesión el pasado 20 de enero, Trump ha firmado una serie de órdenes ejecutivas que impactan directamente a México. Entre ellas, destacan las relacionadas con la designación de los Cárteles mexicanos como “organizaciones terroristas extranjeras”, y la implementación de medidas migratorias más estrictas.
Además, el 29 de enero, Trump rubricó una ley para detener y deportar a los migrantes, ordenando la preparación de una instalación en el centro de detención de Guantánamo, en la isla de Cuba, con capacidad para 30 mil personas.
Uno de los momentos más críticos ocurrió el 31 de enero, cuando el mandatario estadounidense anunció la imposición de aranceles del 25% a productos mexicanos, argumentando la necesidad de controlar la migración y el tráfico de fentanilo.
La medida, que entraría en vigor el 1° de febrero, generó una inmediata reacción de la presidenta Sheinbaum, quien logró negociar una suspensión temporal de 30 días, a cambio del despliegue de 10 mil efectivos mexicanos en la frontera para reforzar la Seguridad.
Sin embargo, la tensión no se limita a lo migratorio. Trump también ha utilizado el tema del Golfo de México como una herramienta simbólica de poder. El 4 de febrero, signó una orden ejecutiva para cambiar el nombre del Golfo de México a “Golfo de América”, una medida que, aunque carece de efectos prácticos, refleja su estilo confrontativo y su deseo de reafirmar la supremacía estadounidense en la región.
En el ámbito económico, las amenazas de aranceles han generado incertidumbre en México. Aunque Sheinbaum ha manejado la situación con habilidad, la posibilidad de que Donald Trump reactive las medidas en el mes de abril, mantiene en vilo a los mercados y a la industria mexicana.
“México tiene todos los temas que a Trump le importan: inmigración, drogas, seguridad y comercio con China. La pregunta es si los esfuerzos de Sheinbaum serán suficientes para satisfacerlo”, señaló Michael Shifter, profesor de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Georgetown.
Relaciones con América Latina
El primer mes de Trump también ha dejado claro que América Latina no es una prioridad en su agenda, pero sí un escenario donde imponer su política de “América Primero”. Además de México, países como Colombia y Panamá han sentido el peso de su retórica y medidas.
En la nación colombiana, la tensión escaló cuando el presidente Gustavo Petro rechazó recibir a migrantes deportados en condiciones que consideró indignas. Trump respondió con amenazas de aranceles del 25% a productos colombianos, que podrían aumentar al 50% en una semana.
Aunque el conflicto se resolvió temporalmente con la concesión de Bogotá, de enviar sus propios aviones para repatriar a sus connacionales, el episodio dejó en evidencia la fragilidad de las relaciones bilaterales.
Por otro lado, en Panamá, el mandatario estadounidense ha centrado su atención en el Canal, cuestionando su administración y sugiriendo que China tiene un control indebido sobre él. A través de su secretario de Estado, Marco Rubio, logró que Panamá retirara su participación en la Iniciativa de la Franja y la Ruta, promovida por China, un movimiento que refuerza la estrategia de Trump de contrarrestar la influencia china en la región.
Venezuela: un giro inesperado
En el caso de Venezuela, Donald Trump ha adoptado un enfoque distinto al de su primer mandato. Aunque en 2019 reconoció a Juan Guaidó como presidente legítimo, ahora ha iniciado conversaciones con Nicolás Maduro a través de su enviado especial, Richard Grenell.
Este acercamiento ha permitido la liberación de seis ciudadanos estadounidenses, y la aceptación de vuelos de deportación desde Estados Unidos, lo que ha dado a Maduro una legitimidad que antes no tenía.
El primer mes de Trump en su segundo mandato ha estado marcado por una política exterior agresiva y confrontativa, especialmente hacia México y América Latina. A través de amenazas arancelarias, medidas migratorias estrictas y una retórica que busca reafirmar la supremacía estadounidense, ha impuesto su agenda en la región.
No obstante, esta estrategia podría tener consecuencias a largo plazo, especialmente si debilita las relaciones con aliados clave y abre espacios para que otras potencias, como China y Rusia, aumenten su influencia.
Mientras tanto, México y otros países de la región enfrentan el desafío de navegar en un escenario de incertidumbre, donde la diplomacia y la negociación son esenciales para evitar mayores tensiones. El primer mes de Donald Trump ha sido intenso, pero lo que sigue podría ser aún más desafiante.