Autoridades municipales y estatales de la región Mixteca en Puebla mantienen un estado de alerta preventiva ante el inminente riesgo de desbordamiento del río Tizaac, cuyo caudal aumenta continuamente debido a las intensas lluvias registradas en las últimas horas. Los municipios de Acatlán de Osorio, San Pablo Anicano, San Pedro Yeloixtlahuaca y Guadalupe Santa Ana son los directamente expuestos a posibles afectaciones.
En Acatlán de Osorio, personal municipal, coordinado por la alcaldesa Guadalupe Bárcenas, realiza labores urgentes de limpieza en calles y desagües de diversas colonias. El objetivo es garantizar la libre circulación vehicular y evitar encharcamientos que agraven la situación ante una eventual inundación. Estas acciones buscan mitigar el impacto basándose en experiencias previas, donde desbordamientos del Tizaac han causado daños significativos a viviendas, infraestructura y cultivos agrícolas.
El río, que en temporadas secas presenta un caudal mínimo o incluso seco, exhibe actualmente una fuerza preocupante. Un ejemplo reciente ocurrió en San Pedro Yeloixtlahuaca, donde la corriente arrastró un vehículo particular, resultando únicamente en pérdidas materiales. Este incidente subraya la peligrosidad del incremento en el flujo de agua.
La Coordinación Estatal de Protección Civil mantiene un monitoreo constante de los niveles del río y ha emitido recomendaciones formales a la población. Se insta a los habitantes de las zonas ribereñas y de bajo nivel a mantenerse informados a través de canales oficiales, evitar acercarse al cauce o áreas de riesgo, y prepararse para una posible evacuación si la situación lo requiere. Las precipitaciones en la zona persisten, manteniendo alta la probabilidad de que el río rebase su cauce.
Adicionalmente, las autoridades reiteran un llamado crucial a la responsabilidad ciudadana: evitar a toda costa arrojar basura, escombros, residuos voluminosos o animales muertos a ríos, barrancas o sistemas de drenaje. Estos desechos, frecuentemente encontrados en labores de limpieza previas, obstruyen el flujo del agua y multiplican exponencialmente el riesgo de inundaciones y daños ambientales. La prevención eficaz, señalan, demanda tanto acción institucional como conciencia colectiva.
