**Más de 2 mil manifestaciones, un atentado político y el miedo migrante, marcaron un fin de semana de tensión nacional**


Michelle López
Información internacional.
Estados Unidos vivió un fin de semana marcado por la protesta, el miedo y la tragedia. Más de dos mil movilizaciones bajo el lema “No Kings”, tomaron las calles de al menos 45 estados el pasado sábado 14 de junio, en rechazo al autoritarismo del presidente Donald Trump, sus políticas migratorias y el despliegue de un desfile militar en Washington para celebrar su cumpleaños número 79.
Sin embargo, la jornada fue eclipsada por un atentado, que dejó a una congresista sin vida, al igual que su esposo, quien fue asesinado, y a un senador demócrata y su esposa gravemente heridos en el estado de Minnesota.
Las protestas, una de las mayores olas de manifestaciones desde el inicio del segundo mandato de Donald Trump, comenzaron desde temprano en ciudades como Nueva York, Los Ángeles, Houston, Washington D.C., y Saint Louis. Con pancartas que decían “No hay justicia, no hay miedo”, “La emigración es natural” y “Los inmigrantes hacen grande a este país”, decenas de miles de personas marcharon en defensa de los derechos humanos, la democracia y los migrantes.
En Los Ángeles, la tensión se mezcló con el miedo. Durante toda la semana, agentes del ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas), en coordinación con la Guardia Nacional, realizaron redadas que dejaron cientos de detenidos, muchos de ellos sin antecedentes ni órdenes judiciales.
De acuerdo con organizaciones civiles, familias completas se ocultaron en casas seguras y refugios improvisados. La comunidad migrante vivió el fin de semana “con el alma en un hilo”, según reportaron redes de apoyo. Algunos perdieron sus empleos por no presentarse a trabajar, otros retiraron a sus hijos de las escuelas por miedo a detenciones.
Pero el golpe más fuerte ocurrió en Minnesota, donde la congresista estatal demócrata Melissa Hortman, de 55 años de edad, fue asesinada a tiros junto a su esposo Mark, en su residencia de Brooklyn Park. Casi al mismo tiempo, en un segundo ataque, el senador estatal John Hoffman y su esposa Yvette, fueron baleados en su casa de Champlin. Ambos fueron hospitalizados y, hasta el cierre de esta edición, se reportó que la cónyuge del funcionario aún se debatía entre la vida y la muerte, tras una cirugía de urgencia.

Las autoridades estatales confirmaron que ambos ataques fueron perpetrados por la misma persona: un hombre identificado como Vance Luther Boelter, ex colaborador del gobierno local y presunto extremista.
El gobernador Tim Walz calificó el hecho como un “ataque con motivación política”, y ordenó la suspensión inmediata de todas las marchas del movimiento “No Kings” en Minnesota. El agresor, que se hizo pasar por oficial de policía, aún se encontraba prófugo al cierre de esta edición.
A pesar de la tragedia, las manifestaciones continuaron en la mayoría del país. En Nueva York, miles tomaron la Quinta Avenida, avanzando bajo la lluvia desde Bryant Park hasta la calle 23, mientras decenas de policías bloqueaban el paso a la zona de la Trump Tower.
En Houston, cientos recorrieron el centro con gritos en inglés y español: “El pueblo unido jamás será vencido”, “Somos un solo pueblo, más fuerte”. En Columbia, Missouri, una joven alzó un cartel que decía “Tú ves a los migrantes, pero yo veo a mi familia”, en medio del llanto colectivo por quienes han sido deportados en las últimas semanas.
En Washington D.C., el centro de la protesta nacional, miles intentaron acercarse a la Casa Blanca, aunque fueron contenidos por las vallas instaladas para el desfile militar convocado por Trump. Entre trompetas, tambores y pancartas que tildaban al presidente de “fascista”, los manifestantes denunciaron el uso del ejército con fines propagandísticos. Una mujer que vendía gorras MAGA (Make America Great Again), fue abucheada hasta cerrar su puesto en segundos.
El movimiento “No Kings” nacido de colectivos antifascistas y redes de migrantes, dejó en claro que no se trató solo de una marcha, sino de un grito nacional de hartazgo. “Amamos esta nación, Donald. Odiamos el autoritarismo”, dijo un veterano durante una concentración en Logan Circle, en la capital. “Nunca nos vamos a acobardar ante ti” enfatizó.
Al cierre del domingo, las protestas continuaban en al menos 15 estados, mientras se mantenía activa la búsqueda del atacante de Minnesota. El país, dividido entre celebraciones militarizadas y marchas ciudadanas, terminó la semana con una frase retumbando en todo el territorio: “No hay reyes. No en América”.

