Conduciendo un camión de acarreo, ella desafía los caminos de la caña en un mundo propio de hombres
Entrevista: Román Valle / Redacción: Juan Rubio / Izúcar de Matamoros, Pue.
En el corazón de la zona cañera del Ingenio de Atencingo, donde los verdes campos de caña de azúcar se extienden hasta donde la vista alcanza, Angélica Hernández maneja con destreza un camión de acarreo.
Con más de 15 años de experiencia, esta mujer de carácter fuerte y sonrisa cálida, ha roto estereotipos en un mundo tradicionalmente dominado por hombres. “No es nada complicado, y que se les quite el temor de que digan que es un trabajo solo para hombres”, afirmó con convicción.
Angélica, de tez morena y mirada firme, viste pantalón de mezclilla y una blusa cómoda, atuendo que refleja su día a día entre el polvo y el ruido de los motores. Su figura, fuerte y segura, transmite la fortaleza necesaria para enfrentar los desafíos de un oficio, que exige esfuerzo tanto físico como mental. Con su cabello recogido, parece estar lista para cualquier obstáculo que el camino le presente.

Ella creció en un entorno familiar donde el trabajo duro era una constante. Su padre, dueño de un taller de hojalatería, le inculcó desde joven el valor del esfuerzo. “Trabajaba con él, pero después aprendí esto y me gustó”, recordó con orgullo.
Fue en el taller de su padre donde comenzó a familiarizarse con los vehículos, aunque su verdadera pasión por el volante surgió cuando decidió pedirle a un conocido que le enseñara a manejar camiones. “Le pedí un favor a un señor. Él me echó la mano, y aprendí. Gracias a Dios”, expresó con gratitud.
Como madre soltera, Angélica ha enfrentado numerosos desafíos. Criar a sus hijos mientras trabajaba en turnos nocturnos no fue tarea fácil, pero contó con el apoyo incondicional de su hija, su madre y sus hermanas. “Mi hija me apoyó mucho, junto con mi mamá y mis hermanas también”, manifestó.
Este respaldo familiar fue crucial para que ella pudiera dedicarse de lleno a un trabajo que, aunque gratificante, exige largas horas y sacrificios. En un ámbito laboral predominantemente masculino, Angélica ha tenido que lidiar con el machismo y la incredulidad de algunos colegas.
“Al principio, un poquito por el machismo, como que no me aceptaban, pero no me importó. Seguí adelante”, relató. Su determinación y profesionalismo le han ganado el respeto de sus compañeros, quienes hoy la ven como una igual a ellos. “Como uno se da a respetar, todos los compañeros son buena onda y me respetan. Nadie se pasa de la raya conmigo”, aseguró.

Aunque su trabajo no está exento de dificultades, como las descomposturas del camión en medio de caminos rurales o los terrenos complicados, Angélica enfrenta cada obstáculo con valentía. “A veces, cuando hay salidas, me da un poco de temor, pero tiene uno que sacar el buey de la barranca, como dicen por ahí”, bromeó. Su capacidad para resolver problemas sobre la marcha y su actitud positiva, son cualidades que la han convertido en una figura destacada en su campo.
En el marco del “Día Internacional de la Mujer” del 2025, Angélica Hernández se erige como un ejemplo de resiliencia y empoderamiento. Su historia es un llamado a las mujeres a desafiar las normas sociales y a incursionar en oficios que históricamente han sido reservados para los hombres. “Ahorita, que se animen, porque no es tan difícil hacerlo”, exhortó. “Estaría bien que se animaran más mujeres, porque esto no es solo para hombres. También nosotras podemos hacerlo” puntualizó.
Angélica no solo transporta caña de azúcar; lleva consigo un mensaje de igualdad y determinación. Su vida es un testimonio de que, con esfuerzo y apoyo, las mujeres pueden abrirse camino en cualquier ámbito. “Hasta hay mujeres traileras, ¿ve? Pues sí”, concluyó con una sonrisa que refleja orgullo y esperanza.
En un mundo que aún lucha por la equidad de género, Angélica Hernández, una mujer que maneja un camión cargado de caña, es una luz que guía a otras mujeres hacia la conquista de sus sueños.